El sol acaricia al mar hasta sumergirse
en sus entrañas.
Entre sus estelas ingrávidas,
brillos de ausencias,
acusan olvidos acoplados sin márgenes.
en sus entrañas.
Entre sus estelas ingrávidas,
brillos de ausencias,
acusan olvidos acoplados sin márgenes.
Y es que el sol de invierno escuece,
escuece sino se conocen
todos sus horizontes por abatir.
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